Introducción
La presencia de agua en
el suelo permite que los bosques de ribera sean uno de los ecosistemas más
productivos a nivel mundial. Esto se traduce en unas comunidades biológicas complejas,
con una biodiversidad y unas densidades en las poblaciones muy superiores a las
de otros ambientes de su entorno. Su naturaleza lineal permite que funcionen
como corredores biológicos, complementando y enriqueciendo a los ecosistemas que
atraviesan, lo que es especialmente relevante en territorios con climas secos,
como la Iberia mediterránea.
Es por ello que la
avifauna de los sotos fluviales destaca por los elevados valores de riqueza, diversidad
biológica y densidad, en relación con la de los ecosistemas próximos cuya
productividad depende directamente del régimen de precipitaciones. Su importancia se manifiesta todavía más en aquellas zonas
en las que los bosques se han transformado en espacios agrícolas .
La proximidad del agua
y la fertilidad de las llanuras de inundación favorecieron históricamente la transformación
de las selvas fluviales en tierras de cultivo. Los sotos se redujeron a
estrechas bandas paralelas a los ríos, generalmente de estructura simplificada
y de menor diversidad biológica. Los avances tecnológicos del siglo XX aplicados
a la intensificación agrícola facilitaron la canalización de los cauces, el drenaje
de los prados húmedos y la roturación de los reductos de bosque ribereño para
la implantación de cultivos forestales intensivos, en muchos casos de chopos
híbridos.
Vega del Jiloca en el término municipal de Calamocha
Las aves forestales
desempeñan funciones esenciales en los ecosistemas, como la regulación de las
cadenas tróficas o la dispersión de semillas, entre otras. Además, responden
con rapidez a los cambios en el hábitat por lo que son un indicador útil para
evaluar el estado de la diversidad biológica y de conservación de los bosques.
En la segunda mitad del
siglo XX se ha producido en Europa la expansión de la populicultura.
Terrenos agrícolas, prados húmedos y bosques de ribera se han dedicado al cultivo
de chopos de variedades híbridas (Populus
x euroamericana) de alto rendimiento.
Cultivo de chopos híbridos euroamericanos en el valle del Pancrudo
El cultivo del álamo o
chopo negro (Populus nigra) y su
manejo como árbol trasmocho, conocido como chopo cabecero, ha sido desde hace
varios siglos una solución encontrada en algunos territorios de montaña afectados por la deforestación para compatibilizar el aprovechamiento
de los pastos en las riberas y la producción de madera de obra y leña. La corta a turnos de
unos 15 años de la totalidad de las ramas a una altura del tronco que resultara
inaccesible al ganado, aseguraba la viabilidad del rebrote y garantizaba la
producción de nuevos fustes. Los agricultores plantaban líneas de chopos en la
confrontación de sus campos con el río y los concejos hacían lo propio en
terrenos comunales susceptibles de inundarse durante las avenidas, aprovechando
estos espacios para el pastoreo. En la península Ibérica, este sistema
agrosilvoganadero se extendió en zonas montañosas, con especial éxito en la
cordillera Ibérica.
Dehesa fluvial de chopos cabeceros en Navarrete del Río
La reiteración de la escamonda
estimula la renovación del ramaje, mientras que los troncos siguen engrosándose
y, con el tiempo, presentan rasgos seniles, como el desarrollo de huecos y la
acumulación de madera muerta. Las arboledas de chopos cabeceros presentan una
fisonomía similar a la de prados arbolados, con un estrato herbáceo aprovechado
como pasto y un estrato arbóreo formado por árboles añosos. Estos agroecosistemas
tradicionales comienzan a ser estudiados por su capacidad para ofrecer hábitat
para la vida silvestre y, en particular, también
para las aves.
Los chopos cabeceros y
los chopos híbridos son pues dos modalidades de cultivo forestal. Ambos ocupan
las llanuras de inundación de numerosos ríos ibéricos, en ocasiones, en las
mismas vegas. Uno y otro, sin embargo, siguen sistemas de gestión muy
diferentes lo que se traduce tanto en la estructura como en la composición de
la vegetación lo que puede influir en la comunidad de aves.
Objetivos
Un estudio se propuso conocer las comunidades de aves de las praderas arboladas con chopos cabeceros y de los cultivos intensivos de chopos
euroamericanos, así como establecer una comparación entre ambos
agroecosistemas.
Área de Estudio
Ha sido realizado en el paraje de La Vega, un
tramo de la ribera del río Pancrudo situado entre las localidades de Navarrete
del Río y Cutanda, en el término municipal de Calamocha.
En la llanura de
inundación predominan los cultivos de herbáceas (cebada, trigo, alfalfa y
girasol) y de chopos canadienses, todos ellos en pequeñas parcelas. Aquellos
sectores con peor drenaje fueron dedicados a unos pastos arbolados de
estructura adehesada con un estrato herbáceo espontáneo compuesto por junqueras
(Scirpus holoschoenus) y otras
plantas higrófilas y un estrato arbóreo formado por sauces y chopos trasmochos.
En las orillas del río, sobre todo en las tablas, crecen helófitos como la anea
(Typha angustifolia), platanaria (Sparganium erectum) y, sobre todo,
carrizo (Phragmites australis), que
tiende a invadir las parcelas agrícolas tan pronto dejan de laborearse.
Vega de CutandaMétodos
Para caracterizar las
comunidades orníticas de los cultivos de chopos híbridos y de las dehesas de
sauces y chopos trasmochos se seleccionaron, para cada caso, tres parcelas de
una superficie similar (media de 0,9 ha) situadas en la zona de estudio.
En verdeamarillento, prados arbolados de chopos cabeceros y sauces trasmochos.
En verdeazulado, cultivos de chopos híbridos euroamericanos.
El método de censo utilizado
ha sido el de la estación de escucha que aporta datos relativos de la
composición cuantitativa de ornitocenosis. Consiste en situarse en un punto del ambiente a
estudiar desde el que se hace una estima del número de aves vistas u oídas durante
un tiempo determinado.
En el estudio el tiempo de muestreo en cada estación se ha establecido en cinco minutos. Se ha realizado el seguimiento de un ciclo anual completo. Al
ser las parcelas de pequeña extensión, para reducir la perturbación en la
actividad de las aves, el observador se situó en el margen de cada una, orientando
la observación y la escucha hacia su interior. Se ha limitado la distancia de
muestreo a 50 m alrededor del observador por lo que el área prospectada en cada
estación es un semicírculo de 0,39 ha. Por último, los registros se han
restringido a aquellas aves cuya actividad estaba vinculada a la vegetación arbórea del
interior de la parcela ignorando a aquellas que la sobrevolaban.
Los datos fueron
tomados en jornadas de campo de periodicidad quincenal, entre junio de 2009 y
mayo de 2010. Todas ellas se tomaron durante el día por lo que los datos
obtenidos corresponden a especies de hábitos diurnos. Estas suelen mostrarse
más activas en las primeras horas del día y, en menor medida, al atardecer. Por
ello, la mayor parte de los muestreos (70,8%) fueron matinales, casi siempre al
amanecer, realizándose el resto (29,2%) en horario vespertino. Estos dos tipos
de muestreos se distribuyeron en todas las estaciones.
En suma, en el estudio
se realizaron 144 estaciones de escucha, 72 en cultivos de chopos híbridos y 72
en dehesas de chopos y sauces trasmochos. Para cada uno de estos dos ambientes
se han agrupado los registros de los tres puntos de escucha de cada jornada en
una unidad de censo de quince minutos. De esta forma, han resultado 24 unidades
de censo para cada ambiente.
Dehesa de chopos cabeceros y sauces trasmochos en la zona de estudio
Para estudiar las dos ornitocenosis
se han empleado los parámetros siguientes:
- Abundancia total de
la comunidad, es la suma de las aves observadas.
- Abundancia relativa,
es la representación de una especie en el conjunto de la comunidad (Preston,
1948).
- Diversidad específica, según el índice de Shannon
(Margalef, 1979): H´ = -∑(pi ln
pi ) donde pi es
la proporción de contactos de la especie i en el total de cada medio.
- Índice de dominancia:
porcentaje de las dos especies más abundantes (Mc Naughton, 1968).
- Riqueza total: número
total de especies registradas en el conjunto del estudio.
- Riqueza media: número
medio de especies registradas por unidad de censo.
- Densidad media:
número total de registros de aves en la superficie sometida a observación
referida a 10 hectáreas.
Cultivo intensivo de chopos euroamericanos en la zona de estudio
Resultados y discusión
En la siguiente tabla se
muestran los resultados de las observaciones de aves realizadas durante un
ciclo anual en prados con chopos cabeceros y sauces trasmochos y en los
cultivos intensivos de chopos híbridos.
Especie
|
Abundancia total en dehesas de chopos y sauces trasmochos
|
Abundancia total en cultivos intensivos de chopos híbridos
|
Clamator glandarius
|
2
|
0
|
Cuculus canorus
|
1
|
2
|
Columba palumbus
|
8
|
0
|
Pernis apivorus
|
1
|
0
|
Accipiter nisus
|
0
|
1
|
Milvus milvus
|
1
|
0
|
Buteo buteo
|
2
|
1
|
Jynx torquilla
|
3
|
1
|
Dendrocopos major
|
16
|
11
|
Picus sharpei
|
1
|
2
|
Falco subbuteo
|
0
|
5
|
Oriolus oriolus
|
2
|
1
|
Corvus corone
|
0
|
2
|
Cyanistes caeruleus
|
14
|
7
|
Parus major
|
17
|
8
|
Aegithalos caudatus
|
20
|
3
|
Phylloscopus bonelli
|
3
|
0
|
Phylloscopus trochilus
|
3
|
0
|
Phylloscopus collybita
|
9
|
0
|
Acrocephalus scirpaceus
|
0
|
1
|
Hippolais polyglotta
|
3
|
3
|
Sylvia atricapilla
|
4
|
2
|
Troglodytes troglodytes
|
18
|
2
|
Certhia brachydactyla
|
19
|
2
|
Sturnus unicolor
|
2
|
5
|
Turdus philomelos
|
0
|
1
|
Turdus viscivorus
|
3
|
1
|
Turdus merula
|
3
|
11
|
Turdus iliacus
|
1
|
0
|
Turdus pilaris
|
0
|
39
|
Turdus torquatus
|
0
|
1
|
Muscicapa striata
|
1
|
0
|
Erithacus rubecula
|
0
|
2
|
Luscinia megarhynchos
|
2
|
1
|
Ficedula hypoleuca
|
3
|
0
|
Petronia petronia
|
3
|
0
|
Passer montanus
|
11
|
2
|
Motacilla flava
|
1
|
0
|
Anthus trivialis
|
3
|
1
|
Fringilla coelebs
|
62
|
56
|
Chloris chloris
|
0
|
1
|
Linaria cannabina
|
84
|
1
|
Carduelis carduelis
|
7
|
5
|
Serinus serinus
|
40
|
3
|
Emberiza calandra
|
0
|
328
|
Emberiza cirlus
|
1
|
2
|
Total individuos/todas jornadas
|
374
|
514
|
Total especies/todas jornadas
|
36
|
34
|
En conjunto, la riqueza
total es de 46 especies. Algo más de la mitad (53,2%) se presentaron en ambos
ambientes mientras que el resto (46,8%) solo lo hizo en uno de ellos. Del
total de especies registradas, el 76,1% fueron paseriformes mientras que el 23,9%
son no paseriformes.
Parámetros comunitarios
En la siguiente tabla se
exponen los valores obtenidos para los diversos índices que permiten
caracterizar la comunidad de aves de ambos ambientes.
|
Prados con
chopos cabeceros y sauces trasmochos
|
Cultivos
intensivos de chopos híbridos
|
Abundancia
total de la comunidad
|
374
|
514
|
Nº medio aves/unidad
de censo
|
15,58
|
21,42
|
Densidad media
aves/10 has
|
130,92
|
179,97
|
Riqueza total
|
36
|
34
|
Riqueza media
|
5,70
|
3,70
|
Diversidad
específica (H')
|
2,74
|
1,58
|
Índice de
dominancia (ID)
|
0,39
|
0,75
|
La abundancia total
referida a aves observadas es netamente superior en los cultivos intensivos de
chopos híbridos que en las dehesas de chopos y sauces trasmochos. Derivados del
parámetro anterior son los valores de número medio de aves por unidad de censo
y la densidad media de aves por unidad de superficie, igualmente mayores en el
segundo ambiente que en el primero. Ahora bien, hay que tener en cuenta la
enorme contribución del escribano triguero que selecciona específicamente los
cultivos de chopos híbridos y de que un solo suceso (un bando de 180 ejemplares
de esta especie) aportó el 35,0% del efectivo anual en este ambiente.
La riqueza total es
ligeramente mayor en las dehesas de chopos y sauces trasmochos que en los
cultivos intensivos de chopos híbridos euroamericanos para el periodo completo
de estudio. Las observaciones realizadas durante un ciclo anual para buena
parte de las especies fueron esporádicas o arrojaron un número de ejemplares muy
bajo. Si de la riqueza total de cada ambiente se resta el número de especies
para las que solamente se han observado uno o dos ejemplares, se obtiene que,
para dicho periodo de tiempo, la riqueza parcial en las dehesas de chopos
cabeceros es de 24 especies mientras que la de los cultivos intensivos de chopo
euroamericanos es de 13. En la misma línea apunta el número medio de especies
observadas en cada unidad de muestreo. Para este parámetro se aprecia que la
riqueza media es notablemente mayor en el primer caso (5,70) que en el segundo
(3,70).
El índice de dominancia
señala la enorme importancia de la población del escribano triguero en la
ornitocenosis de los cultivos de chopos euroamericanos, muy superior a la que
la que tiene el pardillo común, la especie más numerosa, en las dehesas de
chopos y sauces trasmochos. Destaca el uso que hacen de los árboles estas dos
especies como posadero temporal durante el periodo invernal. Un uso ajeno a la
actividad reproductora o de búsqueda de alimento. Sorprende igualmente la
estricta y excluyente preferencia del escribano triguero por los chopos
canadienses y del pardillo común por los chopos y sauces trasmochos.
El índice de Shannon
señala que la diversidad específica de los prados con chopos y sauces
trasmochos (2,74) se considera normal (dentro del rango entre 2 y 3) mientras
que la de los cultivos intensivos de chopos híbridos (1,58) es baja (entre 1 y
2). Ello es consecuencia de la mayor heterogeneidad de la primera ornitocenosis
por tener una mayor riqueza total y, sobre todo, por la mayor abundancia
relativa.
Las dehesas de chopos
cabeceros y sauces trasmochos tienen una estructura compleja. Presentan un
estrato herbáceo, denso y alto, formado por hierbas vivaces que cubren
completamente el suelo, que es controlado por los rebaños de ovejas. Entre las
hierbas crecen algunas matas de escaso desarrollo que forman un estrato
arbustivo muy laxo. El estrato arbóreo está formado por unos árboles añosos
distribuidos irregularmente que han sido tradicionalmente manejados mediante un
desmoche periódico. Estos árboles tienen un tronco grueso y corto que termina
en una cabeza sobre la que se insertan numerosas ramas de similar grosor y
longitud, que son periódicamente cortadas. En el tronco y, sobre todo, en la
cabeza abundan los huecos y la madera muerta en descomposición de la que se
alimentan las larvas de numerosas especies de coleópteros.
Los cultivos intensivos
de chopos euroamericanos tienen una estructura con ciertas similitudes pero
notables diferencias con las citadas dehesas de salicáceas trasmochas. En general, es mucho más simplificada. El
estrato herbáceo es más laxo y alberga especies anuales y vivaces y está
sometido al laboreo periódico y a un sombreado intenso. El estrato arbustivo es
inexistente. El estrato arbóreo está formado por árboles que fueron plantados
simultáneamente y en un marco regular y denso, que presentan troncos delgados
durante sus primeros años y robustos al final de su ciclo, a los que se les han
eliminado las ramas inferiores. Los troncos carecen de huecos y de madera
muerta. Las ramas superiores pueden alcanzar los veinte metros.
La mayor complejidad
estructural de las dehesas de chopos y sauces trasmochos se refleja, por
consiguiente, en su mayor diversidad específica.
Composición específica
El
escribano triguero (Emberiza calandra)
supone, por sí solo, el 63,8% de las aves registradas en los cultivos de chopos
híbridos. Este emberícido tiene su hábitat en cultivos herbáceos y pastizales
sobre terrenos de suaves relieves. Durante el otoño e invierno forma bandos que
se alimentan en campos y yermos, reuniéndose al caer la tarde en arboledas (predormideros),
antes de refugiarse en los carrizales y herbazales densos en los que duermen. Las parcelas dedicadas a la populicultura
intensiva son seleccionados por esta especie y juegan una importante función
como posaderos durante el periodo invernal, ignorando los prados con chopos y
sauces trasmochos, aunque carecen de interés para su alimentación y la nidificación.
Escribano triguero
Un papel equivalente,
en menor medida, es el que desempeñan las dehesas de chopos y sauces trasmochos
para el pardillo común (Linnaria
cannabina) donde alcanza la máxima abundancia relativa (22,4%). Este
fringílido cría en gran variedad de ambientes arbustivos con estructura abierta
o con árboles dispersos, que dispongan de un estrato herbáceo con plantas
ruderales o nitrófilas. Tras la reproducción se reúne en
bandos que recorren los campos y emplean arboledas y matorrales para descansar
o dormir. En este periodo se produce la llegada de
bandos procedentes del norte y centro de Europa que se suman a las poblaciones
ibéricas. En la
zona de estudio el pardillo común selecciona los prados arbolados frente a los
cultivos intensivos de chopos euroamericanos y concentra su presencia en el
periodo postnupcial y en la invernada.
Pardillo común o pajarel
En cambio, el pinzón
vulgar (Fringilla coelebs) es una
especie muy representativa de los dos ambientes, donde se ofrecen similares abundancias
absolutas y relativas, algo mayores en los prados con chopos y sauces
trasmochos (16,6%) que en los cultivos de chopos híbridos (10,7%). El uso del
hábitat cambia estacionalmente en la península Ibérica, pasando de ser una
especie forestal durante la época de nidificación a mostrar un comportamiento
más generalista durante la invernada, consecuencia de su notable plasticidad
ecológica. En este periodo, en el que las poblaciones locales aumentan por la
llegada de migrantes norteños, el pinzón vulgar ocupa, además, bosques
abiertos, mosaicos agrícolas y cultivos de secano donde se
alimenta fundamentalmente en rastrojos de cereal y girasol, como ocurre en el
valle del Pancrudo.
Macho de pinzón vulgar o nevatero
En cambio, el serín
verdecillo (Serinus serinus) selecciona
los prados con chopos cabeceros donde presenta una abundancia relativa notable
(10,7%), sobre todo durante el periodo reproductor. Esta especie es propia de
una amplia gama de medios arbolados pero prefiere los bosques abiertos, los
márgenes de los bosques, los huertos y los prados arbolados donde encuentra su alimento en plantas ruderales y
arvenses. Sin embargo, en la zona estudiada ignora las parcelas dedicadas a la
populicultura, donde presenta una abundancia relativa mínima (0,6%).
Serín verdecillo
El zorzal real (Turdus pilaris) es un túrdido
estrictamente invernante en la península Ibérica. A finales de otoño irrumpen
bandos de zorzales reales procedentes de Escandinavia y se reparten en su mitad
norte realizando movimientos nomádicos. Se concentran de forma especial en los
sabinares y enebrales de la cordillera Ibérica, donde se alimentan de los gálbulos
de estas cupresáceas. En el valle del Pancrudo nutridos bandos
de zorzales reales encuentran su comida en los sabinares albares y negrales, así
como en los enebrales comunes y de la miera. El carácter secante de los
gálbulos obliga a las aves a beber agua acercándose entonces a las arboledas
próximas al río. En las choperas de canadienses alcanzó una notable abundancia
relativa (7,6%) mientras que no estuvo presente en los prados con chopos
cabeceros y sauces trasmochos.
Zorzal real sobre sabina albar
Otros túrdidos están
presentes en la zona de estudio pero su contribución en las ornitocenosis es
menor. Entre ellos se encuentra el mirlo común (Turdus merula), una especie propia de diversos tipos ambientes
forestales que presenta una abundancia, tanto
absoluta como relativa, superior en los cultivos de chopos híbridos
(2,1%) que en las dehesas de chopos cabeceros (0,8%), a pesar de la ausencia de
estrato arbustivo en los primeros.
Pico picapinos o carpintero negro
Entre los pájaros
carpinteros destaca el pico picapinos (Dendrocopos major). Es una especie forestal
generalista capaz de utilizar en la península Ibérica, tanto los bosques
planifolios eurosiberianos como los pinares mediterráneos, siempre que disponga
de árboles maduros donde nidificar y alimentarse (Sánchez, 1998). Utiliza
también los bosques de ribera e incluso los cultivos de chopos, cuya expansión
en las últimas décadas le ha favorecido. En
la zona de estudio es algo más común en las dehesas con chopos cabeceros y
sauces trasmochos (4,3%) que en los cultivos de chopos canadienses (2,1%). Este
pícido se utiliza como indicador de la
presencia de numerosos troncos muertos lo que explica los resultados obtenidos
en el estudio.
El mito común (Aegithalos caudatus) y chochín
paleártico (Troglodytes troglodytes)
son dos especies propias de ambientes forestales variados siempre que dispongan
de un sotobosque desarrollado. El
primero de ellos es mucho más abundante en los prados con chopos cabeceros y
sauces trasmochos (5,3%) que en los cultivos intensivos de chopos híbridos
(0,6%). La segunda especie, más exigentes en entornos frescos, repite el mismo
patrón (abundancias relativas de 4,8% y 0,4%, respectivamente).
El agateador europeo (Certhia brachydactyla) es una especie
estrictamente insectívora que busca su alimento en la cortezas gruesas y muy
expuestas del tronco y de las ramas gruesas de los árboles en una amplia variedad
de bosques. Nidifica en grietas del tronco, bajo trozos de corteza parcialmente
desprendida o en huecos de los árboles. Por ello prefiere los prados arbolados
con chopos cabeceros y sauces trasmochos (5,1%), donde concurren todos estos
requerimientos, a los cultivos intensivos de chopos euroamericanos (0,4%).

El herrerillo común (Cyanistes caeruleus) es un párido
forestal que selecciona bosques y otros ambientes forestales de especies
caducifolias. Su alimentación se basa en pequeños insectos que encuentra sobre
árboles y arbustos, pero también consume frutos y semillas. Necesita huecos
para construir su nido por lo que necesita árboles añosos. En la zona de
estudio prefiere los prados con chopos cabeceros y sauces trasmochos (3,8%) que
los cultivos intensivos de chopo euroamericano (1,4%). Similares abundancias
relativas (4,5% y 1,4%, respectivamente) muestra el carbonero común (Parus major), otro párido insectívoro
igualmente necesitado de huecos para nidificar.
Gorrión molinero o gurriato de chopo
La costumbre de anidar
en huecos del gorrión molinero (Passer
montanus) y del gorrión chillón (Petronia
petronia), sean de construcciones humanas, de taludes terrosos o de
árboles, hace que ambas prefieran los prados con árboles trasmochos (abundancias
relativas de 2,9% y de 0,8%, respectivamente) que los cultivos de chopos
canadienses (0,5 y 0%). Sin embargo, de
forma sorprendente, el estornino negro (Sturnus
unicolor), a pesar de compartir esta preferencia por los árboles con huecos
y grietas para nidificar, no se observa en la zona de estudio pues selecciona
los cultivos intensivos de chopo híbrido (1%) sobre las dehesas de sauces y
chopos cabeceros (0,5%).
La paloma torcaz (Columba palumbus) es un ave forestal
adaptada a los ambientes agrícolas que ocupa todo tipo de bosques incluidos los
bosques de ribera y los prados arbolados. En la zona de estudio prefiere las
dehesas de chopo cabecero y de sauce trasmocho (2,1%), donde se observa en la
temporada de cría y el periodo postnupcial. Sin embargo, no hace uso alguno de
los cultivos intensivos de chopos híbridos.
El mosquitero común (Phylloscopus collybita) y el mosquitero
musical (Phylloscopus trochilus) son
dos especies de sílvidos presentes en la zona de estudio durante los pasos
migratorios mientras que el mosquitero papialbo (Phylloscopus bonelli) lo está durante el periodo reproductor. Las
observaciones de todos ellas han sido escasas y corresponden en su totalidad a las dehesas de
chopos cabeceros y sauces trasmochos (4,0%, en conjunto para las tres especies).
Los prados arbolados
son un ambiente adecuado para tres especies de aves insectívoras observadas en
la zona durante el estudio. El papamoscas cerrojillo (Ficedula hypoleuca) solo está presente durante los pasos
migratorios momento en el que suele observarse posado sobre las ramas bajas de
vegetación leñosa que utiliza como perchas. El papamoscas gris (Muscicapa striata) es una especie
estival en la vega del Pancrudo que tiene una discreta población que nidifica en los huecos de árboles. Y, por último, el
bisbita arbóreo (Anthus trivialis) que
tiene una igualmente pequeña población nidificante en pastizales y matorrales
con árboles dispersos en el entorno del área de estudio. Las abundancias
relativas de estas tres especies en las dehesas con árboles trasmochos han sido,
respectivamente, de 0,8%, 0,3% y 0,8%, mientras que las correspondientes de los
cultivos de chopos híbridos fueron 0%, 0% y 0,2%. Se aprecia cierta preferencia
por el primer tipo de ambiente.
Cinco especies de aves
rapaces han sido observadas empleando el arbolado de los dos agroecosistemas
estudiados. Se trata del abejero europeo (Pernis
apivorus), milano real (Milvus milvus),
gavilán común (Accipiter nisus),
busardo ratonero (Buteo buteo) y
alcotán europeo (Falco subbuteo). Salvo
para esta última especie, el número de registros ha sido escaso y sigue de
nuevo un patrón con una ligera preferencia por las dehesas de chopos cabeceros
y sauces trasmochos. Sin embargo, destaca el número de observaciones de alcotán
europeo en los cultivos de chopo canadiense lo que se asocia a la nidificación de
esta rapaz en uno de estos árboles. Este falcónido en Aragón está ligado a
cultivos salpicados de bosquetes, entre ellos los sotos fluviales y las choperas
de repoblación, de paisajes llanos y abiertos y altitudes bajas y medias. En los últimos años del ciclo del cultivo de los chopos
canadienses los árboles tienen ya dimensiones adecuadas para que sobre ellos
nidifiquen los córvidos, cuyas estructuras una vez abandonadas pueden ser reutilizadas
por el alcotán europeo.
En relación a ello, sorprenden
las escasas observaciones obtenidas de corneja negra (Corvus corone) y la ausencia de urraca común (Pica pica), cuervo grande (Corvus
corax) y grajilla occidental (Corvus
monedula), córvidos habituales en el valle del Pancrudo.
Igualmente extraña resulta
la escasez o ausencia de registros de algunos sílvidos forestales, como es el
caso de la curruca capirotada (Curruca
atricapilla) o la curruca mosquitera (Curruca
borin), y de pequeños túrdidos de bosque, como el petirrojo europeo (Erithacus rubecula) y el ruiseñor común
(Luscinia megarhynchos). Estas
especies, presentes habitualmente en el valle del Pancrudo, precisan de la
existencia de un estrato arbustivo bien desarrollado, algo que no se da en los
cultivos de chopos híbridos pero que parcialmente sí se da en los prados con
chopos cabeceros y sauces trasmochos.
Conclusiones
- · Los prados con chopos y sauces
trasmochos y los cultivos intensivos de chopos euroamericanos son
agroecosistemas diferentes entre sí pero que presentan rasgos comunes, entre ellos la capacidad de
albergar parte de las ornitocenosis características de los bosques ribereños.
- ·
La abundancia total de aves es mayor en
los cultivos intensivos de chopos híbridos que en las dehesas de chopos
cabeceros y sauces trasmochos. En ambos casos, la abundancia total viene
determinada por la contribución de muy pocas especies, escribano triguero y zorzal
real en el primer caso, pardillo común en el segundo, que únicamente utilizan
el arbolado como posadero.
- ·
La densidad media de aves observadas es
mayor, consiguientemente, en los cultivos de chopos híbridos que los prados con
chopos cabeceros y sauces trasmochos.
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El índice de dominancia de los cultivos
de chopos euroamericanos es muy alto y casi el doble que el de los prados
arbolados con chopos y sauces trasmochos.
- La riqueza total de aves es ligeramente
mayor en las dehesas con árboles trasmochos que en los cultivos intensivos de
chopos. Si de la riqueza total se excluyen las especies para las que se han
observado solamente uno o dos ejemplares, la diferencia entre ambas a favor del
primer ambiente es muy superior.
- El número de especies observadas por
unidad de muestreo es notablemente mayor en los prados arbolados con chopos y
sauces trasmochos que en los cultivos de chopos euroamericanos.
- El valor de la diversidad específica (índice
de Shannon) de las dehesas con chopos y sauces trasmochos se encuentra dentro
del rango de lo normal mientras que el de los cultivos intensivos de chopos
euroamericanos se considera baja.
- El pinzón vulgar utiliza ambos
agroecosistemas por igual, tanto en el periodo reproductor y postnupcial como
durante la invernada siendo una de las especies especies más representativas.
- La estructura de la vegetación de los
cultivos intensivos de chopos euroamericanos perjudica a especies como el serín
verdecillo, mito común, chochín paleártico, agateador europeo y gorrión
molinero que prácticamente no los emplean. Sin embargo, estas aves encuentran
un hábitat favorable en las dehesas con chopos y sauces trasmochos.
- El pico picapinos y el herrerillo común
utilizan ambos ambientes si bien prefieren los prados con árboles trasmochos.
- El alcotán europeo prefiere las cultivos de
chopos canadienses para nidificar. Los chopos cabeceros y los sauces
trasmochos suelen ser árboles añosos por lo que ofrecen hábitat favorable para
las aves propias de los bosques maduros.
- Las dehesas arboladas de estos árboles
trasmochos presentan una mayor complejidad estructural que los cultivos de
chopos híbridos euroamericanos lo que se traduce en la riqueza y en la
diversidad específica de las aves.
- La aprovechamiento ganadero y forestal
de los prados arbolados con chopos y sauces trasmochos es una prioridad para la
conservación de este singular agroecosistema y de la comunidad de aves que
alberga.
Chabier de Jaime Lorén (texto, figuras y fotos)
Rodrigo Pérez Grijalvo, Carlos Pérez Naval y Pablo Moya (fotos)
La información que recoge este artículo ha sido obtenida del publicado con el mismo título en el número 52 de Xiloca. Revista del Centro de Estudios del Jiloca. En unas semanas va a ser presentado en el 9º Congreso Forestal Español que se celebrará en el próximo mes de junio en Gijón (Asturias).